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lunes, 4 de noviembre de 2013


¿Quién decidí ser?

Damián Francis

     En nuestro paso por la vida,  mediante el contacto con todas esas personas  con las que el destino nos ha puesto en el camino para  compartir; ya sea en la escuela, en alguna actividad deportiva, en el trabajo o en los sectores donde nos ha tocado vivir;  hemos sido entes constructores  o  destructores  de felicidad. Con nuestra actitud hacia los demás, podemos  subir su autoestima o arruinarle el día o quien sabe, todos los años de su existencia. Todos tenemos dentro al doctor Jekill y al señor Hyde, todo es cuestión de decidir cuál de los dos quiero que predomine en mi. Un gran porcentaje de las personas que nos rodea están cargadas de pensamientos infraniveles; estos,  generalmente, descargan su frustración con sus conocidos.    
       Cuando se incurre en esa práctica, el individuo sólo proyecta en otros, lo que  él o ella en realidad  es. Es difícil dar lo que no se tiene, lo más aflictivo es ver el comportamiento y la actitud de ciertos profesionales quienes convierten su lugar de trabajo en un patio de barrio.  Con frecuencia se observa a muchos profesionales difamando a sus compañeros, sólo con la intención de predisponer a los demás, este tipo de acción encuentra apoyo, sólo si el ambiente está cargado de mediocridad. la capacidad destructiva que los pensadores infraniveles tienen es devastadora. 
      Podemos ser amor y odio; luz y sombra; felicidad y tristeza; consuelo y frustración; admiración y desprecio; solución y problema; justicia e injusticia; en fin, somos todo y somos nada, todo depende del proyecto de vida que elegimos.